Australia se dispone a aplicar la primera prohibición integral del mundo de las redes sociales para personas menores de 16 años, a partir del 10 de diciembre. La ley, respaldada por posibles multas de hasta 49,5 millones de dólares australianos para las plataformas que no cumplan, tiene como objetivo proteger a los menores, pero enfrenta una resistencia inmediata.

La resistencia adolescente toma forma

En lugar de aceptar la prohibición, los adolescentes australianos están ideando activamente soluciones. Como explica Noah Jones, un demandante de 15 años: “Los niños han estado planeando esto durante meses”. Los métodos incluyen el uso de dispositivos antiguos escondidos en la escuela, la explotación de cuentas familiares verificadas con identificaciones de adultos y la participación estratégica en contenido para evitar la detección.

Recusación legal en el Tribunal Superior

Dos jóvenes de 15 años, Jones y Macy Neyland, presentaron un caso ante el Tribunal Superior de Australia, argumentando que la prohibición infringe su libertad implícita de comunicación política. Sostienen que sofocará la expresión de los jóvenes de 13 a 15 años. El tribunal aceptó escuchar su caso en febrero, lo que supuso una gran victoria para los demandantes.

Migración a Plataformas Alternativas

Muchos adolescentes ya están migrando a plataformas como Yope, Coverstar y Lemon8, que aún no están en la lista prohibida del gobierno. Los expertos predicen que esto dispersará a los niños por Internet, dificultando la supervisión de los padres. Es probable que algunos padres ayuden a sus hijos a pasar los controles de verificación de edad.

El inevitable efecto “golpear al topo”

La experta en ciberseguridad Susan McLean advierte que la prohibición creará un ciclo interminable de nuevas plataformas que surgirán, para luego agregarse a la lista de prohibidas. Sostiene que el gobierno debería centrarse en corregir los algoritmos que exponen a los niños a contenidos dañinos en lugar de intentar prohibiciones absolutas.

Preocupaciones subyacentes

La efectividad de la prohibición es cuestionable, dada la adaptabilidad de los adolescentes y la disponibilidad de soluciones alternativas como las VPN. Un estudiante cuestionó sin rodeos la lógica: “Si el objetivo es protegernos de los depredadores, ¿por qué ellos todavía están permitidos en las plataformas y nosotros somos los que estamos prohibidos?”

Conclusión

La prohibición de las redes sociales en Australia está a punto de ser un caso de prueba para los reguladores globales, pero puede resultar ineficaz. Los adolescentes están preparados para burlar la ley, mientras que los problemas subyacentes del contenido dañino y la seguridad en línea siguen sin resolverse. La prohibición simplemente puede empujar a los menores a rincones de Internet menos regulados, haciendo que sus vidas digitales sean más difíciles de monitorear.