Investigaciones recientes confirman que el cuerpo humano alcanza un umbral crítico alrededor de los 75 años, después del cual la recuperación de una enfermedad o lesión se vuelve significativamente más difícil y el riesgo de deterioro aumenta considerablemente. Este “punto de inflexión” marca el final de un período en el que el cuerpo puede equilibrar eficazmente el daño y la reparación, lo que lleva a una acumulación más rápida de déficits de salud y a un mayor riesgo de mortalidad.

El colapso de la resiliencia

Los investigadores de la Universidad de Dalhousie utilizaron un modelo matemático basado en datos de salud del mundo real de más de 12.900 personas para identificar este punto de inflexión. Su análisis revela que, si bien el envejecimiento implica períodos de declive acelerado, la capacidad de recuperarse de los reveses permanece relativamente estable hasta aproximadamente los 75 años. Más allá de eso, la resiliencia del cuerpo se debilita e incluso los eventos de salud menores pueden desencadenar una espiral descendente.

Este hallazgo es significativo porque resalta la importancia de la atención médica proactiva a medida que las personas se acercan a esta edad. No se trata simplemente de extender el período de declive, sino de maximizar la salud antes de alcanzar el punto de inflexión.

Cómo se realizó el estudio

El equipo analizó datos del Estudio de Salud y Jubilación de la Universidad de Michigan y del Estudio Longitudinal Inglés sobre el Envejecimiento, rastreando más de 65.000 visitas médicas de participantes con una edad promedio de 67 años. Utilizaron el Índice de Fragilidad, una herramienta que los médicos ya utilizan para predecir los resultados de salud, para cuantificar la salud general de cada persona. El modelo evaluó tanto la frecuencia de eventos adversos para la salud (como enfermedades o lesiones) como el tiempo que tardaron los participantes en recuperarse.

Los resultados mostraron que, en promedio, el punto de inflexión cae entre los 73 y 76 años. Después de este punto, la tasa de retrocesos en la salud supera la capacidad del cuerpo para recuperarse, lo que resulta en un rápido aumento del riesgo de fragilidad y mortalidad.

Por qué esto es importante: una visión cambiante del envejecimiento

Esta investigación se basa en un creciente conjunto de evidencia que sugiere que el envejecimiento no es un proceso lineal. Estudios anteriores han demostrado que el cuerpo humano experimenta un envejecimiento acelerado alrededor de los 44 y 60 años, y que el envejecimiento de los órganos en sí se acelera alrededor de los 50 años. Los nuevos hallazgos brindan más contexto: la fragilidad no es inevitable, pero está vinculada a un umbral biológico específico.

El estudio sugiere que las intervenciones para reducir los factores estresantes y mejorar la salud inicial antes de los 75 años podrían retrasar o mitigar los efectos de este punto de inflexión. Esto incluye controlar las enfermedades crónicas, mantener la actividad física y abordar otros factores de riesgo.

“Cruzar el punto de inflexión aumenta drásticamente el riesgo y la acumulación de déficits de salud si no se reducen los factores estresantes”, escriben los investigadores.

En última instancia, comprender esta realidad biológica permite una planificación sanitaria más específica, lo que potencialmente conduce a vidas más largas y saludables.