En un reino fantástico regido por reglas peculiares, se desarrolla un juego de ingenio mortal entre dos maestros del veneno: Smith y Jones. Así es como se desarrolló:
Dentro de este ámbito, todo el mundo sabe que consumir cualquier veneno provoca la muerte en una hora. Sin embargo, hay un giro: la ingestión de un veneno más fuerte actúa como un antídoto, revirtiendo instantáneamente los efectos letales del más débil.
Smith y Jones son los únicos proveedores de venenos y cada uno elabora varias variedades con diferentes potencias. Operan de forma independiente, sin conocimiento de los brebajes de sus competidores. Este potente secreto forma la base del juego mortal orquestado por la Reina.
Impulsada por una curiosidad insaciable (o tal vez por una retorcida sensación de diversión), la Reina anuncia un desafío público: Smith y Jones deben llevar cada uno un frasco de su veneno más potente a su palacio en el plazo de una semana. En un día designado, participarán en una ceremonia ritual.
Primero, ambos hombres beberán de los viales del otro, una apuesta potencialmente letal. Luego, consumirán de sus propias botellas. Durante una agonizante hora, el tribunal observará cómo el destino decide quién sobrevive y quién sucumbe a las toxinas. La Reina deja claro que sólo el fabricante del veneno más fuerte puede esperar vivir, mientras que el perdedor se enfrenta a una muerte segura.
Ante este terrible ultimátum, Smith y Jones pasan una semana consumidos por la preocupación, elaborando estrategias frenéticamente para engañar a la muerte. Llega el día señalado. Se presentan ante el tribunal, tragan el veneno de sus rivales y luego beben el suyo propio.
Para sorpresa de todos, ambos hombres colapsan en cuestión de minutos, muertos por envenenamiento. Se suponía que esto no debía suceder: si uno hubiera traído un veneno fuerte, ¿no habría neutralizado el brebaje del oponente más débil? El forense real confirma que ambos sucumbieron a una agresión tóxica, no a una doble dosis accidental.
¿Qué pasó en este impactante giro de los acontecimientos?
Una solución sencilla reside en las mentes astutamente engañosas de Smith y Jones. Cada uno de ellos optó por beber un veneno débil poco antes de la ceremonia. En lugar de traer sus brebajes más fuertes como se les indicó, trajeron viales llenos de simple agua. Por lo tanto, cada hombre bebió primero el agua diluida del otro, seguido de su propio líquido inofensivo y, finalmente, murió a causa del veneno más débil y preconsumido en su sistema.
El rompecabezas revela cómo cada hombre intentó hábilmente burlar al otro. Smith supuso que a Jones no se le ocurriría este engaño y que, en su lugar, presentaría un antídoto letal. De ser así, el débil veneno de Smith sería neutralizado por el potente brebaje de Jones, asegurando su supervivencia y condenando a Jones. La misma lógica dictó las acciones de Jones: ambos hombres jugaron el mismo juego mortal, lo que los llevó a su trágica desaparición simultánea.
Este ingenioso acertijo de pensamiento lateral, elaborado originalmente por Michael Rabin en la década de 1980 y resucitado por el matemático Timothy Chow, destaca cómo incluso los escenarios aparentemente infalibles pueden desmoronarse cuando mentes astutas se involucran en una peligrosa batalla de ingenio.
























