Los científicos han identificado un mecanismo cerebral específico (un gradiente de actividad neuronal) que gobierna cómo procesamos entornos nuevos frente a los familiares. Este descubrimiento arroja luz sobre por qué la desorientación es a menudo un indicador temprano de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, y podría ayudar en un diagnóstico más temprano.

Cómo el cerebro mapea la familiaridad

El estudio, publicado en Nature Communications, utilizó escáneres cerebrales y realidad virtual para observar cómo responde el cerebro a la exploración. Los investigadores descubrieron que el hipocampo, una región clave para la memoria y la navegación, contiene un “esfera” de actividad. Un extremo del hipocampo reacciona fuertemente a lugares en los que hemos estado antes, mientras que el otro se activa cuando encontramos algo nuevo.

No se trata sólo de recordar puntos de referencia. El hipocampo no es simplemente un mapa; es un sistema que distingue entre lo conocido y lo desconocido, desde diseños amplios de la ciudad hasta ubicaciones precisas, como donde guardas las llaves. El gradiente entre estas áreas permite al cerebro realizar la transición entre una conciencia espacial amplia y un recuerdo detallado.

Novedad versus memoria: un enfoque degradado

Estudios anteriores mostraron resultados inconsistentes con respecto al procesamiento de novedades en el hipocampo. Este estudio resuelve parte de esa confusión al demostrar que la respuesta no está localizada, sino más bien un gradiente. El cerebro no tiene simplemente un “centro de novedad” o un “centro de familiaridad”: tiene un espectro.

La corteza, el centro de pensamiento superior del cerebro, también muestra un gradiente similar: las regiones centrales prefieren la familiaridad, mientras que las áreas externas priorizan la novedad. Esta organización ayuda al cerebro a adaptarse centrándose en nuevos detalles al explorar y luego integrándolos en sistemas de memoria establecidos para una navegación futura.

Por qué esto es importante para la demencia

Las áreas del cerebro responsables de este gradiente de novedad-familiaridad se encuentran entre las primeras afectadas por la enfermedad de Alzheimer. Ambos extremos del espectro del hipocampo son igualmente vulnerables en las primeras etapas, lo que significa que la desorientación y la pérdida suelen ser los primeros síntomas perceptibles.

La memoria episódica, el recuerdo de acontecimientos concretos, también está estrechamente ligada a este sistema de navegación. Dado que la memoria episódica también se ve afectada tempranamente por el Alzheimer, el mecanismo de gradiente puede ayudar a explicar por qué la desorientación es tan común en los casos tempranos.

“Si quisieras mejorar la capacidad de las personas para ser independientes, querrías que pudieran ir a nuevos lugares y comprender cosas nuevas”, dice Zita Patai, neurocientífica cognitiva.

Comprender cómo el cerebro codifica la novedad espacial podría conducir a biomarcadores mensurables para la detección temprana de la demencia. Esta investigación subraya el vínculo fundamental entre la navegación, la memoria y el deterioro cognitivo.