La historia del tigre siberiano está entrelazada con el ascenso y la caída de los imperios, la resiliencia de la naturaleza y el poder de la colaboración internacional. En Tigres entre imperios, el conservacionista Jonathan C. Slaght narra el extraordinario viaje para salvar a esta magnífica criatura de la extinción, una historia íntimamente ligada a la relación dinámica entre Rusia y China. Esta convincente narrativa, publicada por Allen Lane (Reino Unido) y Farrar, Straus y Giroux (EE.UU.), destaca una notable historia de éxito en un contexto de desafiantes cambios políticos y ambientales.
Un tigre al borde del abismo
El tigre de Amur, también conocido como tigre siberiano (la única especie de tigre que prospera en climas nevados y comparte su hábitat con los osos), alguna vez vagó por vastas extensiones del noreste de Asia. Las estimaciones sugieren que las poblaciones aumentaron a más de 3.000. Sin embargo, a mediados del siglo XX, este animal icónico enfrentó graves amenazas por la caza, la pérdida de hábitat debido a la tala y la caza furtiva de sus presas. Curiosamente, la suerte del tigre suele reflejar tendencias políticas más amplias. La Unión Soviética hizo historia en 1947 al convertirse en la primera nación en proteger legalmente a los tigres, un período marcado por un resurgimiento temporal de su número.
Sin embargo, el colapso de la Unión Soviética trajo dificultades económicas a las regiones del extremo oriental de Rusia. Esto llevó a muchos residentes a volver a utilizar trampas para sobrevivir, lo que tuvo un impacto dramático en las poblaciones de tigres. A finales del siglo XX, los tigres estaban en peligro crítico de extinción en ambos lados de la frontera y su número se había reducido drásticamente.
El compromiso estadounidense y el panorama ruso
En esta precaria situación entró Dale Miquelle, un conservacionista estadounidense encargado de gestionar el Proyecto del Tigre Siberiano. En 1992, Miquelle llegó a Primorye, una región remota de Rusia que bordea el Mar de Japón, una tierra de bosques vírgenes y ecosistemas prósperos. Slaght, un biólogo de campo experimentado, guía de manera experta a los lectores a través de este paisaje único, con descripciones llenas de vívidos detalles y resonancia emocional. Los lectores son transportados al lugar donde los bosques de pinos y robles coreanos se encuentran con el océano y donde los tigres deambulan por las playas.
El lado humano de la conservación
Tigers Between Empires no se trata sólo de los tigres; se trata de las personas dedicadas a su supervivencia. Slaght captura la pasión y la dedicación del equipo del proyecto, un grupo cambiante de estadounidenses y rusos dispuestos a pasar semanas rastreando tigres a través de terrenos nevados. El libro presenta un elenco de animales individuales memorables, como la orgullosa Olga, la valiente Severina y la huérfana Zolushka, junto con los investigadores que trabajan incansablemente para salvaguardarlos.
Una idea clave del libro es la importancia de cambiar las percepciones. Slaght relata un momento conmovedor en el que un granjero decidió no dispararle a Olga después de escuchar historias sobre ella de boca de Miquelle. Esto subrayó una comprensión fundamental: la coexistencia fue posible cuando la gente empezó a ver a los tigres como individuos, no sólo como amenazas.
Colaboración a través de fronteras
En una época marcada por un creciente nacionalismo, Tigres entre imperios ofrece un poderoso recordatorio de los logros posibles a través de la colaboración internacional. Durante tres décadas, estadounidenses y rusos trabajaron codo a codo, unidos por un propósito común. Su dedicación y técnicas innovadoras, junto con un conocimiento previo limitado sobre los tigres de Amur, le han dado a este magnífico animal otra oportunidad de sobrevivir.
Un legado de esperanza
En 2022, Dale Miquelle abandonó Rusia después de 30 años de trabajo dedicado, ya que a las organizaciones no gubernamentales dirigidas por extranjeros ya no se les permitía la entrada al país. A pesar de su partida, su trabajo arrojó resultados notables: el área del hábitat del tigre de Amur bajo protección ahora abarca seis veces el tamaño que tenía a su llegada. Actualmente hay alrededor de 500 tigres de Amur en estado salvaje, el doble de la población registrada a mediados del siglo XX. Si bien persisten los desafíos actuales y la estabilidad no puede darse por sentada, el progreso logrado representa una victoria significativa y un potente símbolo de esperanza para un mundo que enfrenta paisajes ambientales y políticos complejos.
El éxito del Proyecto Tigre Siberiano es un testimonio de lo que se puede lograr cuando las culturas y las naciones se unen para proteger a las especies más vulnerables de nuestro planeta.