Durante milenios, la fiebre tifoidea ha sido una amenaza mortal para las poblaciones humanas y ahora, a pesar de estar contenida en gran medida en los países desarrollados, la bacteria que la causa está desarrollando resistencia a los medicamentos a un ritmo alarmante. Una nueva investigación confirma que las cepas resistentes no sólo sobreviven sino que reemplazan a las no resistentes, creando una creciente crisis de salud pública.
El auge del tifus extremadamente resistente a los medicamentos (XDR)
Salmonella enterica serovar Typhi (S Typhi), la bacteria responsable de la fiebre tifoidea, se está volviendo cada vez más resistente a los antibióticos, el único tratamiento eficaz disponible. Durante las últimas tres décadas, la resistencia a los antibióticos orales comunes ha aumentado constantemente. Un estudio de 2022 que analizó más de 3400 cepas de S Typhi de Nepal, Bangladesh, Pakistán e India reveló un aumento de XDR Typhi, cepas resistentes a múltiples medicamentos de primera línea como ampicilina, cloranfenicol y trimetoprim/sulfametoxazol. Lo que es más grave, también está aumentando la resistencia a los antibióticos más nuevos, como las fluoroquinolonas y las cefalosporinas de tercera generación.
Propagación global y creciente amenaza
Aunque se origina en el sur de Asia, XDR Typhi se está extendiendo rápidamente por todo el mundo. Desde 1990, se han documentado casi 200 casos de transmisión internacional, apareciendo cepas en el sudeste asiático, África oriental y meridional e incluso países desarrollados como el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá. Esto subraya la urgencia de adoptar medidas de prevención, especialmente en los países de alto riesgo.
“La velocidad a la que han surgido y se han propagado cepas altamente resistentes de S Typhi… pone de relieve la necesidad de ampliar urgentemente las medidas de prevención”. – Jason Andrews, investigador de enfermedades infecciosas de la Universidad de Stanford
Históricamente, los antimicrobianos de tercera generación se utilizaban para combatir la tifoidea XDR, pero a principios de la década de 2000, las mutaciones que confieren resistencia a las quinolonas y las cefalosporinas se habían vuelto dominantes en varios países. Hoy en día, la azitromicina sigue siendo el último antibiótico oral eficaz, pero las mutaciones emergentes sugieren que es posible que no dure mucho. Las últimas investigaciones confirman que actualmente se están propagando cepas resistentes a la azitromicina, lo que amenaza con eliminar todas las opciones de tratamiento oral.
El futuro del control de la fiebre tifoidea
Sin tratamiento, la fiebre tifoidea es mortal hasta en un 20% de los casos. En 2024, se notificaron más de 13 millones de casos en todo el mundo. Las vacunas conjugadas contra la fiebre tifoidea ofrecen una medida preventiva fundamental, pero el acceso equitativo sigue siendo una barrera importante. Ampliar los programas de vacunación, particularmente en regiones endémicas, es crucial para evitar otra crisis sanitaria generalizada.
Se ha demostrado que las vacunas reducen significativamente la incidencia y la mortalidad por tifoidea; por ejemplo, un estudio realizado en la India estimó que la vacunación infantil podría prevenir el 36% de los casos y las muertes. Pakistán ya ha implementado la vacunación contra la fiebre tifoidea en todo el país, y otras naciones han seguido el ejemplo. La Organización Mundial de la Salud ha precalificado cuatro vacunas para su uso en países endémicos.
La resistencia a los antibióticos es ahora una de las principales causas de muerte en el mundo, superando las muertes por VIH/SIDA y malaria. Se necesitan medidas urgentes para ampliar el acceso a las vacunas e invertir en nuevas investigaciones sobre antibióticos. El momento de actuar es ahora, antes de que este antiguo asesino se vuelva imparable.
La investigación fue publicada en The Lancet Microbe.
