Ancestro guerrero cocodrilo encontrado en el antiguo Brasil

Se ha desenterrado en Brasil un temible depredador que se asemeja a un dinosaurio en miniatura pero que en realidad es anterior a los gigantes en millones de años. Esta criatura de 240 millones de años, apodada Tainrakuasuchus bellator (que significa “cocodrilo guerrero de dientes puntiagudos”), arroja luz sobre un período crítico antes de que los dinosaurios se apoderaran de la Tierra y revela conexiones entre la antigua África y América del Sur.

Los fósiles de este reptil acorazado fueron descubiertos en mayo de 2023 durante excavaciones en el municipio de Doña Francisca por un equipo liderado por Rodrigo Temp Müller, paleontólogo de la Universidad Federal de Santa María. El esqueleto parcial desenterrado incluía la mandíbula inferior, la columna vertebral y la pelvis, revelando una bestia de dos metros de largo que pesaba aproximadamente 130 libras.

T. bellator pertenecía al grupo Pseudosuchia, una rama de reptiles antiguos que dio lugar a los cocodrilos modernos. Su cuello largo y sus delgadas mandíbulas estaban erizadas de dientes afilados, lo que indica un estilo de vida depredador. Este descubrimiento es particularmente significativo porque se han encontrado muy pocos poposauroides (un tipo específico de pseudosuquio) en América del Sur.

La característica más llamativa de este “cocodrilo guerrero” era su espalda blindada cubierta de placas óseas llamadas osteodermos, la misma armadura defensiva que poseen los cocodrilos modernos.
Aunque T. Bellator era un depredador formidable, no era el cazador supremo de su época. Otras criaturas en el mismo ecosistema alcanzaron tamaños de hasta 23 pies de largo, destacando la diversidad de Pseudosuquios durante esta era. A pesar de su prevalencia, estos antiguos reptiles siguen siendo poco conocidos debido a la escasez de fósiles, lo que hace que cada nuevo descubrimiento sea valioso.

Curiosamente, T. bellator tiene un gran parecido con otro individuo descubierto en Tanzania: Mandasuchus tanyauchen, encontrado en 1933 y que data de hace aproximadamente 245 millones de años. Esta conexión subraya la historia evolutiva entrelazada de Brasil y África durante el tiempo en que ambos continentes formaban parte del supercontinente Pangea, lo que permitió una dispersión generalizada de organismos en masas de tierra ahora separadas.

Por lo tanto, el descubrimiento ofrece una visión fascinante de los complejos ecosistemas prehistóricos que prosperaron antes del reinado de los dinosaurios y enfatiza la profunda interconexión entre lo que ahora son masas de tierra distintas.