Durante décadas, los científicos han creído que la expansión de nuestro universo se está acelerando, impulsada por una fuerza misteriosa llamada energía oscura. Sin embargo, nuevas investigaciones innovadoras sugieren que esta aceleración puede estar llegando a su fin, revolucionando potencialmente nuestra comprensión del cosmos y su destino final.
El panorama cambiante de la energía oscura
Este hallazgo inesperado se basa en indicaciones anteriores del Instrumento Espectroscópico de Energía Oscura (DESI), que el año pasado señaló un debilitamiento de la energía oscura. Investigadores de la Universidad de Yonsei en Corea del Sur, dirigidos por Young-Wook Lee, proponen ahora que la expansión del universo ya ha comenzado a desacelerarse. Si se confirma, esto marcaría un “importante cambio de paradigma en cosmología desde el descubrimiento de la energía oscura hace 27 años”.
Este cambio potencial tiene implicaciones importantes sobre cómo imaginamos el futuro de nuestro universo. Si la energía oscura pierde la batalla contra la gravedad, la expansión podría eventualmente revertirse y conducir a una contracción. Este escenario podría resultar en un “Big Crunch”, un colapso cósmico similar al Big Bang que se desarrolla a la inversa.
Una breve historia de la energía oscura
El concepto de energía oscura surgió en 1998 cuando los astrónomos observaron supernovas distantes de Tipo Ia (“velas estándar”, debido a su brillo constante, utilizadas para medir distancias cósmicas). Estas observaciones revelaron que las galaxias se estaban alejando de nosotros a un ritmo acelerado. Para explicar este fenómeno, los científicos introdujeron el concepto de energía oscura, una fuerza temporal responsable de esta expansión acelerada.
Durante las décadas siguientes, los científicos determinaron que la energía oscura representa aproximadamente el 68% del presupuesto total de energía y materia del universo. Además, aprendieron que no siempre fue dominante, ya que pareció comenzar su reinado y acelerar la expansión del universo hace unos 5 mil millones de años, aproximadamente 9 mil millones de años después del Big Bang.
El rompecabezas de las supernovas y el sesgo relacionado con la edad
El último desafío a nuestra comprensión de la energía oscura surge de un nuevo examen de las supernovas de Tipo Ia. El proyecto DESI había apuntado inicialmente a una futura desaceleración de la expansión cósmica. Sin embargo, Lee y sus colegas descubrieron que el brillo de estas supernovas podría estar influenciado por la edad de las estrellas progenitoras, es decir, las estrellas que explotaron para crearlas.
Específicamente, el equipo descubrió que incluso después de estandarizar la luz de estas supernovas, las que se originaban en poblaciones estelares más jóvenes parecían más débiles que las de poblaciones más antiguas. Al aplicar una “corrección de sesgo” para tener en cuenta este efecto, los investigadores sugieren que sus resultados desafían el modelo estándar actual de cosmología: el modelo Lambda Cold Dark Matter (LCDM).
Basándose en una muestra de 300 galaxias, el equipo estima un nivel de significancia del 99,99%, lo que indica que el oscurecimiento de las supernovas distantes de Tipo Ia puede atribuirse no sólo a la expansión cósmica sino también a estos efectos estelares.
Un universo en transición
La conclusión central de esta investigación es que el universo no se está expandiendo actualmente a un ritmo acelerado, sino que ya ha entrado en una fase de expansión desacelerada, un cambio más sustancial de lo sugerido anteriormente por DESI.
“En el proyecto DESI, los resultados clave se obtuvieron combinando datos de supernovas no corregidos con mediciones de oscilaciones acústicas bariónicas, lo que llevó a la conclusión de que, si bien el universo se desacelerará en el futuro, todavía se está acelerando en el presente”, explicó Lee. “Por el contrario, nuestro análisis, que aplica la corrección del sesgo de edad, muestra que el universo ya ha entrado hoy en una fase de desaceleración”.
¿Qué sigue?
Para solidificar aún más estos hallazgos, el equipo planea realizar una “prueba sin evolución”, utilizando sólo supernovas jóvenes de Tipo Ia de galaxias jóvenes en un rango de distancias. Se espera que el Observatorio Vera C. Rubin, con su enorme cámara digital, desempeñe un papel crucial en esta investigación.
“En los próximos cinco años, cuando el Observatorio Vera C. Rubin descubra más de 20.000 nuevas galaxias anfitrionas de supernovas, las mediciones precisas de la edad permitirán realizar una prueba mucho más sólida y definitiva de la cosmología de las supernovas”, afirmó Chul Chung, miembro del equipo.
La imagen emergente sugiere un universo atravesando una transición significativa, una transición que podría remodelar nuestra comprensión de la evolución cósmica y el destino final del cosmos. > Las implicaciones de un universo en desaceleración son profundas y potencialmente conducirán a un destino a largo plazo para nuestro universo muy diferente al previsto anteriormente.























